Desde hace varios meses, los historiadores y genealogistas cuentan con acceso público a más de 68.000 imágenes de documentos digitalizados del Archivo Municipal de Alcalá de Guadaíra (Sevilla), sumándose así a los archivos municipales andaluces que ya contaban con fondos online, como Córdoba, Huelva o Málaga, o los de Antequera, Écija o Montoro, por citar algunos.
La web del Archivo Municipal de Alcalá de Guadaíra nos informa de que el número de unidades de instalación de este archivo supera las 2.000, entre libros y legajos, y entre las series de mayor continuidad, y las más antiguas, encontramos las actas capitulares y las quintas, desde 1509 y 1635, respectivamente; dando inicio a mediados del siglo XIX, se suman los amillaramientos (desde 1845) y, de menor interés para los genealogistas, los presupuestos (desde 1868).
Fijaremos nuestra atención en la serie de actas capitulares que, junto a los dos libros del Catastro de Ensenada (1760) con los que cuenta esta localidad, la Revista de Feria y el Fondo Fotográfico, constituyen los fondos digitalizados que, gracias a MediaSearch, un software para la difusión y acceso público del patrimonio documental desarrollado por la empresa Albadoc, se han puesto a disposición de investigadores y curiosos en el Fondo Histórico Digital.
Consulté buena parte de la serie de actas capitulares, ya digitalizadas por aquel entonces por la empresa Vinfra, entre los años 2004 y 2005, gracias a una beca de investigación que, posteriormente, dio lugar a la publicación de un libro, junto al Dr. Fernández Chaves, profesor de la Universidad de Sevilla, sobre el entorno rural y el patrimonio histórico en Alcalá de Guadaíra, siglos XIII al XX. Aquella beca me permitió constatar que la práctica de los escribanos del cabildo alcalareño era la de coser en las propias actas capitulares las ejecutorias, reales provisiones y autos que los interesados presentaban para ser recibidos como miembros del estado noble, razón por la cual no encontraremos un fondo concreto o legajos exclusivamente formados por este tipo de documentación y tendremos que acudir las actas capitulares.
En aquel momento, fui anotando todas aquellas referencias sobre recibimientos de nobleza con la idea de que pudiesen formar parte, algún día, de los siguientes tomos de mis Hidalguías del reino de Sevilla. Así, encontramos insertas en las actas capitulares de Alcalá de Guadaíra la documentación que acredita la nobleza de naturales o vecinos de la propia Alcalá de los Panaderos, como D. Pedro Delicado (1644), D. Agustín Farfán de Silva (1681), D. José Joaquín de Aduaín y Olloqui (1765); de personas procedentes de localidades cercanas como Carmona, como es el caso de D. Marcos Cansino Nieto (1703) o, en su mayor parte, de vecinos de la ciudad de Sevilla que eran hacendados o heredados en su término municipal como el vizcaíno D. Gaspar de Abarrategui (1742), el soriano D. Félix Francisco de Anguiano (1730), los irlandeses White (1744), los riojanos D. Juan Bazo Ibáñez de Tejada (1719) y D. Pedro Estefanía Sánchez de Tejada (1750) o el licenciado D. Plácido de Comesaña (1826); así como un abultado número de flamencos, como los Conique (1693), los Clarebout (1697), los Guillelmi (1744), los Manteau (1768), los Andrada-Vanderwilde (1732) o los Vanderwilde que habían castellanizado su apellido como Del Campo (1742). Los Galeazo, los Lince de Verástegui, los León Garabito, los Mesa Jinete, los Montemayor, los Núñez de Prado, los Pardo de Santayana, los Pérez de Jandetegui, los Reigadas o los del Río Estrada, se suman a los ya citados.
Además de todos estos recibimientos, la revisión de las actas capitulares me permitió constatar que existía mitad de oficios pero que, hasta 1677, no comenzó a señalarse las distinción de estados en los padrones; unos padrones, que lamentablemente, no se han conservado, al menos, en este archivo.
En este sentido, el Archivo Municipal de Alcalá de Guadaíra no cuenta con muchos más recursos para la investigación genealógica, especialmente en lo que concierne al Antiguo Régimen, como y podemos ver en su inventario, publicado en el número 12 de la colección de Archivos Municipales Sevillanos. No obstante, entre las fuentes que podemos utilizar para completar nuestra genealogía, cabe citar la serie de padrones, aunque solo el de 1874 y los correspondientes al siglo XX; el conocido como pre-registro civil, con sus escasos libros de bautismos (1841-1845), matrimonios (1841-1843) y defunciones (1841-1846); o los libros registro de enterramientos del cementerio (desde 1923).