“Con noticia de que en San Antonio de la Huerta [Sonora, México] nació una cabra con solo un quarto trasero, una teta y un pie, que anda y corre como si tuviera los quatro, teniendo perfectos los demás miembros de su cuerpo, y que en la actualidad se halla preñada, he mandado que la embien a esta ciudad [Arizpe] para examinar si es digna de remitirla a S. M. [Carlos III]”.
Tal día como hoy, hace 233 años, el Secretario de Estado y del Despacho de Indias respondía desde El Pardo a la carta que el Comandante General de las Provincias Internas le remitía desde la ciudad de Arizpe, hoy en el estado de Sonora, México, anunciándole el envío a la Corte de tan insólita cabra. Se aceptaba el envío, sí, pero “siempre que por lo raro de su figura la considerase digna de que S. M. la vea, vajo el supuesto de los pocos o ningunos gastos que prepara su condución» (Archivo General de Indias, Guadalajara, 268).
Hay veces en las que la mirada se detiene por un instante en un expediente que sabes, por supuesto, que nada tiene que ver con tu investigación. Pero merece la pena desconectar unos segundos, algunos minutos incluso, y disfrutar con la lectura. Me crucé este expediente en mi última visita al Archivo General de Indias pero recuerdo que me crucé con otra carta, en la penúltima, en la que el protagonista también era un animal: un vencejo. Se lo remitía cierta autoridad a otra, ambos de la Isla de La Española, para que lo alicortase (Archivo General de Indias, Santo Domingo, 167).