Cuando el lector de este archivístico y genealógico blog se encuentre leyendo esta entrada, un servidor estará en la Casa de Pilatos de la ciudad de Sevilla sellando unos padrones de Lora del Río de los siglos XV y XVI, conservados en el Archivo Ducal de Medinaceli.
Como el Archivo General de la Fundación Casa Medina Sidonia, sobre el que escribí la semana pasada, este archivo depende de otra fundación, la Fundación Casa Ducal de Medinaceli, y sus documentos se encuentran repartidos entre el Hospital Tavera, en Toledo, el mismo edificio que acoge la Sección Nobleza del Archivo Histórico Nacional, pero no integrado en él, y la Casa de Pilatos de Sevilla, donde se conservan los documentos pertenecientes a los Estados andaluces de esta Casa Ducal. Sentencias al margen (os dejo enlaces para todo tipo de lectores: ABC y El País), se da la paradoja de que, a escasos metros de la Casa Pilatos, se conserva una copia en microfilm de dichos fondos en el Archivo General de Andalucía.
Acudí a Toledo hace algo más de un año y medio para consultar los citados padrones de Lora del Río (1491, 1496, 1510, 1515…), después de que Pepe González Carballo, loreño y doctor en Historia, me hubiese facilitado copia de un par de ellos y de que Juan Larios, responsable del Archivo en Sevilla, hiciese las gestiones necesarias para que pudiese consultar el resto en Toledo, donde me esperaban, en una pequeña estancia de la planta alta, una pequeña mesa y una silla, junto a una ventana de la fachada principal por la que entraba una tenue luz otoñal.
Necesitaba saber si aparecían en ellos los antepasados de unos clientes para los que llevo trabajando más de una década (creo que una de mis mayores satisfacciones es la relación que mantengo con algunos clientes después de muchos años).
La visita fue fructífera. Encontré lo que estaba buscando y disfruté revisando aquellos padrones. Me gusta sumergirme de vez en cuando en la documentación de los primeros años de la Edad Moderna. A medida que avanza el tiempo, casi toda la documentación de tipo administrativo pierde frescura y naturalidad. Sería impensable encontrar en el Catastro de Ensenada a la beata de Montemarta, la Gregoria, la de Solís, la barcelonesa, al marido de la partera, a los hijos de Juan Pérez de Caçalla, a los menores de Juan de Almaraz, al carnezero que guarda los carneros y hasta el tamborilero, personas de carne y hueso que hicieron acto de presencia en aquel padrón de Lora del Río de 1510 (Archivo Ducal de Medinaceli, leg. 65) que, por unos pleitos entre el Duque de Medinaceli y la villa de Lora del Río, perteneciente a la Orden de San Juan, había ido a parar, en forma de copia, a este archivo ducal.
Tanto para los que tengáis antepasados que vivieron en alguno de los señoríos que confluyeron en la Casa Ducal de Medinaceli como para los investigadores en general, os recomiendo tanto el buscador existente en la página web del Archivo como el Sistema de Información de los documentos andaluces de la Casa Ducal de Medinaceli, donde es posible que encontréis, además, documentos digitalizados. Nunca se sabe qué podemos encontrar en este tipo de archivos y con otro tipo de fondos: como estos padrones de Lora del Río, que cobran más valor si tenemos en cuenta que esta población sevillana perdió sus archivos parroquial y notarial.
Precioso trabajo el tuyo Fernando. ¡Envidia de la mala te tengo!
En serio, me parece un trabajo cargado de aventura y descubrimiento aunque no lo parezca.
Gracias, Fernando por tus enriquecedoras informaciones.
Estimado Fernando, es apasionante poder leer el qué y el cómo. A menudo la historia que narramos de cómo se logra acceder a un archivo es casi suficiente para escribir una novela. Hace 6 años que desistí de poder consultar los legajos que se conservan sobre el Archivo Ducal de Medinaceli en Toledo. Tras el revoltoso asunto judicial de dónde y para dónde, a este pequeño investigador zaragozano se le hizo demasiado y tampoco uno vive de ello, así que pospuse en el tiempo hasta ahora en que me cruzo con su blog y digo, he aquí un hombre que ha logrado poner cara a la vista desde la que en ocasiones imaginé sería el lugar donde poder encontrar tanta información sobre la Villa de Ricla. En estos años uno ya ha sido esposo, padre y sacar un sólo día para planificar un viaje para un propósito, aunque enaltecedor, inapropiado ante las responsables circunstancias que nos acontece. Quien sabe, unas vacaciones, unos instantes, unos segundos… Y por ello me pregunto, si verdaderamente es posible que un día pueda acceder a este archivo fantasma y pregurare señor Fernando, ¿cómo lo hizo?
Estimado Jorge, en primer lugar, muchas gracias por su comentario. Sobre ¿cómo lo hice? Insistiendo. La verdad es que era una investigación para unos clientes con los que llevaba muchos años trabajando… e insistí varias veces durante varios años, especialmente, a lo largo del último año y medio, o dos, ya que era lo único que quedaba pendiente para rematar el trabajo. Finalmente, estuve en Toledo tan sólo unas horas consultando esos padrones. Como habrá podido leer, hay copia de los documentos andaluces, pero para lo de Ricla tendrá que dirigirse al Archivo y si se trata de una investigación más compleja, de larga duración, no sé si le darán permiso. Le recomiendo que llame a la Casa de Pilatos y pregunte por Juan Larios, el archivero. Él me comentó que se trasladaba a Toledo un par de veces al año (otoño y primavera) pero que no había podido hacerlo aquel último año y que no iba a poder hacerlo durante el año siguiente por lo que finalmente accedió a organizar mi visita, gestionó con el personal de Toledo la localización del legajo y la hora a la que debía presentarme. El legajo estaba preparado, sobre una mesa que daba frente a la ventana que puede ver en la foto y allí me senté a revisar los padrones durante unas pocas horas. Si tienen, o tenían, sala de investigadores en el Palacio, lo desconozco; si hay inventarios o catálogos en los que poder buscar lo que tengan de Ricla, tampoco lo sé… y, por supuesto, lo que no hay en Toledo es personal que se ocupe del Archivo. Digamos que aquello fue algo excepcional… porque era lo único que quería consultar… y casi juré que no volvería a necesitar nada más de aquel Archivo… toda una temeridad por mi parte 😉 Esto es lo que puedo contarle. Llame a Juan Larios para saber en qué estado se encuentra la consulta del Archivo en Toledo. Quizá haya cambiado en este tiempo. ¡Suerte!