Ordenando papeles me encuentro con unas fotocopias que hice hace ya algo más de un año. Son de esos documentos con los que uno se cruza y se da el placer de solicitar fotocopias para leer tranquilamente en casa. Son tres cartas, tres, insertas en un expediente matrimonial conservado en el Archivo General del Arzobispado de Sevilla, y que me apetece compartir con vosotros. En mi archivo personal, sólo están cogiendo polvo.
Señor Don Diego,
Sabrá V.M. como estube en grada, enbiándome a llamar las monjas a toda priesa, y deseosa de saber qué nobedad era, porque estoi tan sobresaltada como todo esto me dijeron: que ya mi padre les abía dicho ziertamente que sí y que estaba a azerlo al istante sin la menor dilazión traiendo despacho; que yo las fui sonsacando con todo cuidado y, en fin, ellas se declararon de todo punto conmigo diziéndome como sabían ziertamente que tú me escribías y yo te respondía; que lo abía dicho la yja de tu ama en casa de Migel de Escobal y otras muchas cosas que no te quento; yo me quedé muerta y aunque quise negar no pude porque lo sabían de zierto; y encargándoles que por amor de Dios no se lo dijeran a mi padre porque me abía de matar, me dijeron que no se lo dirían con tal de que yo biniese y me declarase con Su Merzed y que esto fuese al istante porque inmediatamente se abía de azer eso; y que estaba tan pagado su cuñado que, aunque todo lo sabía, era tanto lo que me estimaba que, a no querer, mi padre estaba resuelto a casarme; si era cosa que ellas me podían benzer, que si no que otra para él escusaba porque no se abía de casar mientras yo no me casara, aunque sabe claramente que bienes a ablarme de noche porque te a bisto. Esto me suzede por amor de ti. Por tu flojedad yo estoi muerta, aguardando mi fin. No en balde te dezía yo que me abía de suzeder alguna desgrazia. ¡Ai de mí! ¡A Dios que no puedo más! ¡Que me estoi caiendo muerta! Yo les di palabra de que se lo diría con buenas razones, que por amor de Dios aguardasen un día siquiera para estar con un confesor.
De V.M. siempre,
Molina.
Señor Don Diego,
Biéndome prezisada por las muchas pesadumbres que en mi casa tengo con mi padre y ermano acerca de nuestro casamiento y temiendo no me suzeda alguna desgrazia contra mi punto pues enojado mi padre ará qualquiera desatino sin reparo y estando yo como mujer de bien resuelta a cunplir la palabra que a V.M. le tengo puesta de casamiento por cuanto estoi resuelta como llebo dicho a ello me sacará V.M. cuanto antes y sin la menor dilazión porque es preziso. Es cuanto se me ofreze.
Dios guarde a V.M. muchos años.
Besa la mano de V.M. quien le estima de corazón.
Doña Josepha María de Molina y Rueda de […]
Me pregunto mientras transcribo si algún descendiente de estos amantes habrá leído o estará leyendo estas cartas… Os dejo con la última.
Señor Don Diego,
Pareze boi confirmando la flojedad de V.M. pues abiéndole escrito oi con éste tres pareze se a descuidado en poner los medios a fin de sacarme de las casas de mi padre y tendrá usted entendido que no ejecutar lo que le prebengo en mis dos antezedentes dará lugar a que esta noche me suzeda alguna fatalidad y que enojado mi padre me quite la bida como lo contenplo según su natural, en cuio supuesto le suplico no sea remiso en solizitar los medios más prontos a fin de ponerme en libertad y sacarme de los riesgos que le insinúo. Así lo espero de usted y que no dará lugar a que me suzeda alguna desgrazia pues mi palabra que a usted tengo dada de casarme la e de cumplir eszecto que pierda la bida.
Dios guarda a usted muchos años, como deseo.
Aracena, y marzo, 28 de 1737.
Asta morir, de usted.
Josepha María de Molina.
Archivo General del Arzobispado de Sevilla, Fondo Arzobispal, Vicaría, Matrimonios ordinarios, leg. 06274.
Digo yo que si aparecen las cartas en el expediente matrimonial es que al final se casaron y comieron perdices…. ¿Es así, Fernando?
¡Claro, Enrique! Casarse se casaron, eso seguro, lo que no tengo tan claro es lo de las perdices, por lo de la flojedad del novio… ¡Un abrazo!
Hola. Podríamos conocer los apellidos del marido????????. Un saludo.
Hola de nuevo, Juan José, el marido se llamaba Diego Guerra. Así consta en el índice de expedientes matrimoniales que he podido revisar esta tarde en el Archivo. No sé si es antepasado o pariente suyo. Un saludo, Fernando.
Hola Juan José, me temo que no, ya que no recogí el nombre del novio y me limité a solicitar fotocopia de las tres cartas. Con la signatura exacta, se puede localizar fácilmente. Un saludo, Fernando.
Muy buen aporte Fernando!! Se ve que el padre no quería al yerno, será porque era medio flojo? Jejeje. Saludos! Cristián
¡Gracias, Cristián! Por esa flojedad o porque se apellidaba Guerra y veía la que se le venía encima. 😉 ¡Un saludo!
¡Qué bonito! Se despide con ese incendiario «Hasta morir de usted», pero no se apean del tratamiento… Definitivamente, doña María Josefa de Molina tenía mucha más sangre en las venas que su enamorado
Esa mujer era muy apasionada:.. «Hasta morir de usted» .. Sencillamente poético y pasional hasta la saciedad.. 🙂