No estoy acostumbrado a consultar documentación de la Segunda República. Evidentemente, he leído sobre este período de nuestra historia y, especialmente, sobre la Reforma Agraria pero no suelo consultar documentación del siglo XX en mis habituales incursiones a los archivos provinciales, municipales y, mucho menos, religiosos. Hoy, día en el que se cumplen 83 años de la proclamación de la II República, he creído pertinente publicar esta entrada.
Realizar contenidos para museos y exposiciones de todo tipo te hace leer sobre los más variados temas. Entre los últimos, he tenido que ponerme las pilas sobre el Sultanato de Omán y sobre la producción alimentaria en España (ambos para los concursos de sendos pabellones en la Expo de Milán 2015), sobre la vid y el vino para el Museo del Vino de Almonte o sobre los movimientos campesinos en Andalucía y los Sucesos de Casas Vieja de 1933 para el concurso de museografía del Espacio Conmemorativo en Benalup-Casas Viejas (Cádiz) que, afortunadamente, ha ganado una de las empresas con las que colaboro regularmente.
Volver sobre este último tema me ha hecho recordar la visita que realicé el pasado mes de febrero al Archivo de la Diputación Provincial de Badajoz. Preparando el concurso de Casas Viejas, estuve leyendo a Jerome Mintz, Sender, Caro Cancela y otros estudios sobre la Reforma Agraria, y días más tarde me vi en Badajoz consultando documentación original de este período entre los fondos del Archivo Municipal de Campillo de Llerena, depositado en este archivo. Estuve consultando, básicamente, legajos relacionados con la Segunda República, la Reforma Agraria o la Causa General, además de la inevitable serie de padrones, los expedientes personales de funcionarios o los expedientes político-sociales, todos ellos, del primer tercio del siglo XX. Además de conocer su genealogía, mi cliente quería documentar la historia de su familia en esta población, y a eso me dediqué durante unas horas.
Entre la documentación consultada me crucé con parientes con los que comparto un mítico antepasado, D. Sancho de Tejada (sí, lo reconozco, tengo un concepto muy amplio del término «pariente»). Entre las declaraciones que sirvieron para la elaboración del Registro de la Propiedad Expropiable, aparecieron varios miembros de la familia Elías de Tejada, vecinos de Castuera y Zalamea de la Serena: tan sólo cinco personas eran propietarias de más de 5500 hectáreas. Una situación de concentración de la propiedad muy parecida a la que se había llegado en otras muchas zonas del sur de España, como Medina Sidonia y Casas Viejas.
Si tenéis antepasados en las poblaciones de la actual provincia de Badajoz, no dejéis de consultar este archivo en el que se conservan, en depósito, algunos archivos municipales de esta provincia, como Granja de Torrehermosa, Higuera de la Serena, Higuera de Vargas, La Codosera, Magacela, Oliva de Mérida, Retamal de Llerena, Salvatierra de los Barros, Santa Marta de los Barros y Torre de Miguel Sesmero. Importante: es un archivo distinto al Archivo Histórico Provincial de Badajoz, donde se encuentran los protocolos notariales de varios distritos. No os confundáis. Además, parece que los recortes todavía no han llegado a este archivo: hacen fotocopias gratis.
Para terminar. En este archivo vi un tipo de legajo que no había visto nunca: un padrón de Registro Fiscal, de tamaño algo mayor que un A3, que llegó enlegajado entre unas grandes tablas de madera de pino. Aunque el bolígrafo está permitido en la sala de consulta, pregunté si podía hacer una foto de tan llamativo legajo… pero no me lo permitieron. Volveré sobre este tema con una futura entrada cuyo título ya tengo: Digital photography killed the handwriting star.
P.S.: Al hilo de toda esta historia, le recuerdo a ese amigo al que le presté mi Malefakis hace años, y que seguramente me estará leyendo, que me lo devuelva. Lo eché de menos cuando estuve preparando el concurso de Casas Viejas hace unas semanas.
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