El breve paseo que dimos la semana pasada por el nuevo Museo del Ejército de la mano de unos pocos descendientes del linaje de Tejada no tenía la intención de convertirse en una brevísima guía para otros pocos parientes que, ante una eventual visita, escogiesen estas líneas para adentrarse en este museo.
Obviamente, pretendemos suscitar el interés de los lectores, convertidos en visitantes de museos, y plantear el potencial que pueden tener estas instituciones, garantes de la conservación de importantes colecciones de bienes muebles, para la investigación genealógica, entendida siempre como ciencia auxiliar de la historia, y para la comprensión de los procesos históricos de los que fueron protagonistas, o espectadores, nuestros antepasados.
Un museo puede servirnos para ampliar los conocimientos adquiridos en nuestras propias investigaciones en archivos parroquiales y diocesanos y la lectura de libros de historia, de geografía, de antropología… ya que en los museos, al fin y al cabo, veremos y conoceremos de primera mano diversos objetos (armas, retratos, fotografías, utensilios, ropa…) que nuestros antepasados, en algún momento, portaron, tuvieron entre sus manos o contemplaron ante sus ojos.
Los museos son también centros de investigación. Aunque invisible al visitante, hay vida más allá de las salas de exposición. Estas instituciones cuentan, generalmente, con bibliotecas especializadas en las materias relacionadas con las colecciones que la forman y, en algunos casos, como el ejemplo que hemos puesto, el Museo del Ejército, un archivo que, además de administrativo, es histórico. Llegado el caso, en un museo podríamos obtener datos biográficos desconocidos hasta la fecha, no solo por la labor de investigación que se realiza a la hora de describir las piezas que forman parte de sus colecciones, sino porque algunos cuentan con importantes archivos con expedientes de carácter personal. Quizá uno de los casos más conocidos por la comunidad genealógica sea el Archivo del Museo Naval. En otros museos, especialmente los de bellas artes o aquellos que cuenten con importantes colecciones de fotografía histórica, podríamos llegar a encontrar iconografía de nuestros antepasados. El Museo del Ejército, en este caso, es tremendamente rico en retratos de personajes militares.
Por tanto, es posible que en alguna institución de este tipo podamos llevarnos una sorpresa y encontrar referencias concretas a la vida y obra de aquel antepasado o pariente que fue militar, marino, un eminente científico, un hombre de letras, un destacado coleccionista, etc.
Y la semana que viene, más.