Por correos como este, que un servidor recibe de vez en cuando, merece la pena apostar por la historia y la genealogía como actividad profesional.
«Claro, Fernando, para mí también es lo normal lo de los dos apellidos, pero cuando no los sabíamos, pues nos hace mucha ilusión ahora saberlos. 🙂
Además, mis padres ya tienen 66 los dos y la memoria va fallando. Encima, todos mis abuelos, los cuatro, fallecieron hace muchos años así es que va siendo más difícil averiguar más datos mediante la tradición oral por diversas razones, como ya te he mencionado. Mi abuela materna, Remedios, murió en 1982 y su marido, mi abuelo Pepe, en 1986. Cuánto daría yo por verlos y hablar horas y horas con ellos ahora ya como persona adulta.
Yo nací en Benidorm (Alicante) en 1972 y llevo en EE. UU. desde el 89. Con la edad me va interesando más y más estas cosas aunque siempre me va ha gustado la historia, desde que era peque. El hermano de mi madre y su familia (mujer, hijos y nietos) siguen en España.
Bueno, te digo todo esto porque creo que es importante que sepas un poco más de mi familia y tener un mejor entendimiento de los antecedentes. Avísame si quisieras otros datos que te puedan ser útiles cuando tengas que cotejar datos o lo que sea.
Quiero igualmente que sepas que el trabajo que realizas sobre mi familia significa mucho para mí y te lo agradezco de corazón. Uff, me he puesto sentimental.
Mejor, me despido. 🙂«